No volveré a tener los ojos tristes
ni lloraré unas lágrimas estériles.
No quiero ahogar mi voz en un sollozo
ni dejaré que mueran mis abrazos
sin estrechar un cuerpo
que los sepa apreciar en lo que valen.
No quiero tener ganas de morirme,
tengo mucho que hacer
para perder el tiempo en victimismos
voy a seguir en pie
con la mirada puesta en un futuro incierto
y enseñando los dientes a la vida.
Hasta aquí hemos llegado,
mis ojos están secos
ya nadie podrá nunca hacerme daño.