28 oct 2022

Momento de amor ( Carlos Guerrero)




No sigas, me implorabas,
mientras mi lengua llamaba con insidia
al más pequeño de los pulsadores.

Ignorando tu grito,
recorría, certero, el espacio vital
que, palpitante, vibraba sin desmayo.

De repente, tu voz
emitió aquel sonido, que provocó mi asombro,
y en un tono creciente surgía de tus labios,
como tiembla el cristal en copas de Bohemia.


                     Blog del autor: Balcones de agua

14 oct 2022

Si tú me olvidas (Pablo Neruda)





QUIERO que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas,
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.

Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

(De "Los versos del Capitán". 1952)

7 oct 2022

Perdón por mis mentiras ( Elvira Daudet)


                                                                      A mis hijos


El cielo muestra a un dios poderoso en su atalaya
y es mentira, un agujero negro
que devora energía de los astros;
tras las nubes naranja sólo existe el vacío.
Miente el mar sus azules inocentes
para ocultar los monstruos que anida en sus entrañas.
Vosotros me adornasteis de virtudes
y no hay mayor mentira que la que el amor crea.

Yo os empecé a mentir cuando eráis niños.
Para vencer el miedo, en el umbral
de esa muerte pequeña que es el sueño,
ay, os enseñé a rezar al Ángel de la guarda
-aunque yo ya sabía para entonces
que el dulce protector no mueve un dedo
por los niños ungidos con el olio a desdicha
cuando son engullidos por la fiera-.

Os engañé, obstinada, en todos los momentos,
unas veces con cuentos inventados
o con mentiras de ocasión plagiadas
como los Reyes Magos, sólo por el placer
de ver centellas de ilusión en vuestros ojos,
mientras sacabais brillo a los zapatos.
O la estúpida farsa del Ratoncito Pérez

para haceros más dulce la sonrisa mellada.

Otros fueron embustes de calibre,
esas mentiras tóxicas
que van debilitando las neuronas
haciéndonos más blandos e indefensos:
"Dios es justo y no permitirá que triunfe el mal",
mientras llovían bombas sobre los inocentes.
Os hablé del sutil arcoíris que vence al aguacero;
"el primer mandamiento de los hombres
es el amor, quien ama está salvado"
-y lo decía yo, que soy su presa-,
de ese gran resplandor que anuncia al hombre nuevo;
"la libertad es vuestro patrimonio".
Os llené de humo la cabeza,
los oídos de cuentos,
y nutrí con mentiras, trufadas de belleza,
vuestro tierno corazón.

Os engañé, y me engañé de paso,
aquella noche en Roma que anunciaba
la muerte de Los Cinco de Septiembre,
que el dictador, podrido hasta la médula,
se llevó por delante al otro barrio.
Y rogamos a Dios que detuviera
la mano del verdugo, como hizo con Abraham.
¡Qué dolor, y qué llanto de rabia, de vergüenza!

Necia de mí pensaba: "aunque me duela
no les puedo evitar la brutal realidad
ni mitigar el dolor de sus golpes,
mas la tramposa vida no lograra tampoco
arrebatarles los sueños que atesoran."
Perdonadme, hijos míos,
si os hice vulnerables con mis cuentos
frente a los enemigos regresados.

Vuestras desdichas me las debéis a mí.
 

Octubre 2012